La etapa de
Educación Primaria consta de seis cursos académicos, desde los 6 a los 12 años
y tiene carácter obligatorio. Está dividida en tres ciclos de dos cursos
cada uno para los que se establecen unos objetivos generales para cada etapa:
ciclo inicial (de 6 a 8 años), ciclo medio (de 8 a 10 años) y ciclo superior
(10 a 12 años). En el desarrollo emocional del niño/a, alrededor de los 6 años,
existe un aumento de: los campos de interés, los conocimientos, la influencia
escolar, curiosidad ambiental, la socialización, de los dibujos como medio de expresión,
juegos colectivos más competitivos, entre otros. Pero existe una reducción de:
la fantasía, el egocentrismo y el juego solitario, elementos hasta ahora muy
importantes en la etapa de educación Infantil (Berastegi, 2007).
Hay que aprender a hablar de lo que
sentimos, buscar palabras a aquello que nos acontece por dentro (Berastegi,
2007).
La educación
emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar
el desarrollo de las competencias emocionales, como elemento esencial del
desarrollo integral de la persona, y con el objetivo de capacitarle para
afrontar mejor los retos que se le plantean en la vida cotidiana ( Díaz,
González, López et al, 2008).
La escuela debe
asumir su parte de responsabilidad en este proceso dirigido al desarrollo
integral del individuo, y propiciar dentro de su proyecto formativo, el valor
añadido de la competencia emocional de los alumnos. Según el Informe
Delors (1996) reconoce que la educación emocional es indispensable en el
desarrollo cognitivo y, a su vez, una herramienta de prevención, ya que muchos
problemas en la escuela tienen su origen en el ámbito emocional. La educación
emocional tiene como objetivo ayudar y facilitar a las personas a descubrir,
conocer y regular sus emociones e introducirlas como competencias para su mejor
manejo (Díaz, González, López et al, 2008).
La familia es la primera maestra en que
debe de enseñar el aprendizaje emocional. Por tanto, la utilización inteligente
de las emociones debería comenzar en ella, y prolongarse después en la escuela.
Los entornos familiar y escolar, y más tarde el social, proporcionarán al niño
muchos de los referentes que le conformarán en el futuro y que utilizará como
patrón de comportamiento en su desenvolvimiento diario. Así los padres,
profesores y sociedad, en general, tienen el compromiso mutuo y la
complementariedad de sus funciones en ese proyecto común que es educarle
emocionalmente. (Díaz, González, López et al, 2008)
Bibliografía
Berastegi, J. (2007). Desarrollo emocional: Educación
Primaria. Recuperado de
http://www.blogseitb.com/inteligenciaemocional/2007/10/01/desarrollo-emocional-educacion-primaria/
Díaz, A., González. I, López, I. et al. (2008). La
inteligencia emocional en primaria y su didáctica. Recuperado de
http://www.alhaurin.com/pdf/2012/12.pdf
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